En medio de la conmoción provocada por el reciente fallecimiento del papa Francisco, ha comenzado a circular en redes sociales y foros una misteriosa profecía de casi mil años que ha despertado el interés —y la inquietud— de miles de personas. Aunque las predicciones suelen ser vistas con escepticismo, hay algo en esta en particular que ha generado un debate global sobre lo que podría estar por venir para la Iglesia… y para el mundo.

La llamada Profecía de los Papas, atribuida a San Malaquías, un arzobispo irlandés del siglo XII, vuelve a captar atención justo en un momento histórico clave: el cónclave para elegir al sucesor de Francisco. Según este antiguo escrito, el número de papas estaría contado, y Francisco habría sido el penúltimo en la lista. La última figura pontificia, según el texto, sería conocida como Pedro el Romano, bajo cuyo mandato la humanidad enfrentaría “muchas tribulaciones”.
La reciente pérdida del pontífice, quien falleció el 21 de abril a los 88 años, ha coincidido con la reaparición de esta teoría, generando revuelo. La causa de su muerte, reportada como un derrame cerebral seguido de complicaciones cardíacas, marcó el inicio de un periodo de luto oficial de nueve días en el Vaticano, al tiempo que comenzaron los preparativos para su funeral y, por supuesto, el complejo proceso de selección de su reemplazo.
La profecía sugiere que tras la elección del siguiente papa, podrían ocurrir eventos trascendentales para la humanidad. En su pasaje final, San Malaquías escribió: “Pedro el Romano apacentará a sus ovejas entre numerosas tribulaciones, tras lo cual la ciudad de las siete colinas será destruida, y el juez terrible juzgará a su pueblo. El fin.” Para muchos, esta afirmación tiene tintes apocalípticos.
Algunos defensores de la teoría señalan que el papa Francisco habría tenido una conexión indirecta con el nombre «Pedro», ya que adoptó su nombre en honor a San Francisco de Asís, cuyo padre se llamaba Pietro (Pedro en español). Aunque este dato parece débil para algunos, ha sido suficiente para reforzar las especulaciones sobre que Francisco podría haber sido ya ese «último papa» mencionado por Malaquías.

Otras interpretaciones, aún más radicales, afirman que la profecía apunta a un año específico para el supuesto desenlace: 2027. Si eso fuera cierto, según esta línea de pensamiento, quedarían solo unos pocos años antes de enfrentar un punto de no retorno.
No obstante, no faltan las voces escépticas que cuestionan la validez de estas afirmaciones. Especialistas en historia religiosa y teología han puesto en duda la autenticidad de los escritos atribuidos a Malaquías, señalando que muchos de sus «aciertos» pueden haber sido redactados retrospectivamente en siglos posteriores, especialmente durante momentos de crisis dentro de la Iglesia.
Uno de los críticos más destacados, Josh Canning, director del Newman Centre en Toronto, expresó años atrás: “No veo cómo se podría relacionar a Pedro el Romano con el papa Francisco”, poniendo en duda la interpretación que vincula directamente al ex pontífice con la profecía.
A pesar de los cuestionamientos, lo cierto es que la combinación de una crisis global, la partida de una figura religiosa influyente y una profecía con tintes catastróficos ha creado un caldo de cultivo perfecto para la circulación de este tipo de narrativas. La historia, el misterio y la incertidumbre se han entrelazado de tal forma que es difícil no mirar con curiosidad lo que viene.
Mientras tanto, el Vaticano se prepara para una nueva elección que definirá el rumbo de la Iglesia Católica. Y aunque la mayoría prefiere no prestar demasiada atención a las advertencias de hace mil años, otros no pueden evitar preguntarse: ¿y si esta vez… tienen razón?