Cuando tronar el cuello casi le cuesta la vida: el caso que alerta a la comunidad médica

Estirar el cuerpo, crujir las articulaciones o “tronar” el cuello es algo que muchos hacen de forma instintiva para liberar tensión después de una larga jornada o de mantener una mala postura. Aunque la mayoría de las veces no implica un riesgo grave, existe un caso real que sirve como advertencia sobre las posibles consecuencias mortales de esta práctica.

Josh Hader, un hombre estadounidense de 28 años, comenzó a sentir molestias en la parte superior de su espalda y cuello. Como muchas personas, decidió estirarse y aplicar presión en esa zona hasta lograr un «crujido» que le ofreciera alivio inmediato. Sin embargo, lo que parecía un gesto inofensivo terminó convirtiéndose en una emergencia médica crítica.

Poco después de tronar su cuello, Josh comenzó a sentir un fuerte mareo y perdió el equilibrio. En cuestión de minutos, ya no podía caminar. Fue llevado de urgencia al Mercy Hospital, en Oklahoma, donde los médicos confirmaron que había sufrido un derrame cerebral. El doctor Vance McCollom, quien atendió su caso, explicó que el movimiento brusco que realizó causó una pequeña rotura en una arteria vertebral —una de las principales arterias que irrigan el cerebro—, lo que provocó la formación de un coágulo sanguíneo.

Ese coágulo bloqueó el flujo de sangre al cerebro, desencadenando un accidente cerebrovascular que pudo haber sido fatal. “Fue una situación sumamente grave. Estuvo cerca de perder la vida”, afirmó el Dr. McCollom.

El neurólogo Kazuma Nakagawa, especialista en accidentes cerebrovasculares, advirtió que este tipo de lesiones puede pasar desapercibido hasta que es demasiado tarde. “El dolor repentino en el cuello, especialmente después de manipularlo, no debe ser ignorado. Puede ser el inicio de algo mucho más serio, como un derrame cerebral”.

Afortunadamente, Josh sobrevivió y, tras meses de fisioterapia, ha ido recuperando la movilidad. Sin embargo, el episodio le dejó secuelas y una lección de vida. El daño pudo haber sido irreversible: las arterias vertebrales están conectadas con la arteria basilar, responsable de suministrar oxígeno y nutrientes al encéfalo. Una obstrucción severa en esta área puede causar hipoxia cerebral y la muerte del tejido encefálico.

Este caso real sirve como un recordatorio poderoso: lo que parece un hábito inocente puede tener consecuencias devastadoras. Ante cualquier dolor persistente, es mejor consultar a un especialista que arriesgar la vida con soluciones caseras.

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