Un grupo de científicos japoneses ha dado un paso significativo en la investigación genética al lograr eliminar, en laboratorio, la copia adicional del cromosoma 21, que es la causa principal del síndrome de Down. Utilizando la innovadora técnica de edición genética CRISPR-Cas9, los investigadores demostraron que es posible corregir esta alteración en células humanas cultivadas. Aunque este hallazgo aún se encuentra en una fase experimental, representa un avance que podría sentar las bases para futuros tratamientos que aborden esta condición desde su origen.

El síndrome de Down, también llamado trisomía 21, es una alteración genética que ocurre cuando una persona nace con tres copias del cromosoma 21 en lugar de dos. Esta característica genética influye en el desarrollo físico e intelectual y puede estar asociada con ciertas condiciones de salud. Se estima que afecta aproximadamente a uno de cada 700 nacimientos en el mundo.
La herramienta de edición genética CRISPR-Cas9 ha revolucionado la investigación biomédica al permitir la modificación precisa del ADN. Con esta tecnología, los científicos pueden eliminar, agregar o cambiar fragmentos específicos del material genético. En este estudio, los investigadores lograron dirigir CRISPR-Cas9 específicamente a la copia extra del cromosoma 21, eliminándola sin afectar las otras dos copias necesarias para el funcionamiento normal de las células.
El trabajo, publicado en la revista PNAS Nexus, detalla cómo los expertos de distintas universidades de Japón utilizaron una variante especializada de CRISPR-Cas9 para identificar y eliminar selectivamente la copia adicional del cromosoma 21 en células humanas cultivadas. Este método, conocido como “corte específico por alelo”, permitió corregir la trisomía sin alterar la integridad del resto del genoma. Tras la edición, las células modificadas presentaron un número normal de cromosomas, lo que sugiere que esta técnica podría ser un punto de partida para futuras investigaciones.
Si bien este avance representa una esperanza en el campo de la genética, los científicos advierten que aún hay varios desafíos por superar antes de que pueda traducirse en un tratamiento para personas con síndrome de Down. Entre los aspectos clave que deben evaluarse están la seguridad del procedimiento, su eficacia en células de distintos tipos y la posibilidad de aplicarlo en organismos vivos sin generar efectos secundarios no deseados.
Además de los retos científicos, este tipo de avances trae consigo importantes cuestionamientos éticos y sociales. ¿Cuáles serían las implicaciones de modificar el ADN para corregir condiciones genéticas? ¿Cómo se garantizaría que estas terapias sean accesibles y equitativas? ¿De qué manera podría impactar en la percepción de la diversidad genética en la sociedad? Estas son preguntas que requieren una reflexión profunda y un debate inclusivo en el que participen científicos, familias, médicos y organizaciones vinculadas a la comunidad de personas con síndrome de Down.
A pesar de que aún queda un largo camino por recorrer antes de que esta técnica pueda aplicarse en tratamientos clínicos, este estudio marca un hito en la investigación genética. En paralelo a los avances en el laboratorio, es fundamental continuar promoviendo la inclusión y el bienestar de las personas con síndrome de Down, garantizando que cualquier desarrollo científico respete su dignidad y derechos.