Ser madre es una experiencia transformadora en cualquier etapa de la vida, pero cuando Adriana Iliescu dio a luz a su hija Eliza a los 66 años, su historia dio la vuelta al mundo. En 2005, se convirtió en una de las madres primerizas de mayor edad registradas, lo que generó un intenso debate sobre los límites de la maternidad y la ciencia. Ahora, 17 años después, madre e hija vuelven a captar la atención pública con nuevas imágenes que muestran cómo ha evolucionado su vida juntas.

Cuando Eliza nació en 2005, no solo trajo felicidad a su madre, sino que también marcó un hito en la historia de la fertilidad asistida. Adriana desafió las expectativas sociales y médicas, convirtiéndose en un símbolo de determinación y amor incondicional. Sin embargo, su decisión no estuvo exenta de controversia.
A lo largo de los años, Adriana enfrentó críticas y cuestionamientos sobre si era apropiado convertirse en madre a una edad tan avanzada. Sin embargo, ella siempre defendió su elección. En una entrevista concedida en 2010, expresó: «Mucha gente me llama abuela, pero eso no me afecta. No tuve a Eliza para demostrar juventud, sino porque siempre quise ser madre».
Adriana ha insistido en que su estado de salud y energía han sido suficientes para desempeñar su rol como madre sin problemas. «Aunque el espejo diga otra cosa, me siento de 27 años. Estoy más saludable que muchas mujeres que tienen la mitad de mi edad», declaró con seguridad.

El sueño de la maternidad tardía
El camino de Adriana hacia la maternidad no fue sencillo. Desde joven, soñaba con formar una familia numerosa, pero la vida tenía otros planes. Tras un matrimonio temprano, sufrió un aborto espontáneo debido a razones médicas y, poco después, su esposo la abandonó cuando tenía 24 años. En lugar de rendirse, decidió concentrarse en su carrera académica, convirtiéndose en profesora universitaria y publicando más de 25 libros.
Sin embargo, el deseo de ser madre nunca desapareció. A los 57 años, tomó la decisión de recurrir a la fertilización in vitro, aunque su primer intento no tuvo éxito. No se dio por vencida y continuó el tratamiento con el Dr. Bogdan Marinescu en Bucarest. Cinco años después, en 2005, su sueño se hizo realidad con el nacimiento de Eliza.
Desde entonces, Adriana ha dedicado su vida a criar a su hija y ha priorizado su bienestar para asegurarse de estar presente en cada una de sus etapas. «Eliza es mi todo. Es una niña feliz, enérgica y brillante. Aprecio cada instante que paso con ella», ha afirmado.
¿Cómo es la vida de Adriana y Eliza hoy?
Actualmente, Adriana tiene 83 años y sigue activa como escritora y académica, mientras que Eliza, de 17 años, se destaca como estudiante sobresaliente. Se ha mencionado que planea seguir los pasos de su madre en el ámbito universitario, demostrando el mismo amor por el conocimiento que Adriana cultivó a lo largo de su vida.

Aunque ambas mantienen un perfil discreto, su historia continúa generando interés y admiración. Las nuevas imágenes de la madre y su hija han reavivado la conversación sobre la maternidad tardía y los avances en la medicina reproductiva.
Más allá de la controversia, el caso de Adriana Iliescu es una prueba de que el amor maternal no conoce límites ni edades. Su determinación por ser madre y brindarle a su hija una vida plena sigue siendo una historia inspiradora que desafía las normas establecidas.
¿Qué opinas sobre esta historia? ¿Crees que la maternidad debería tener límites de edad? ¡El debate sigue abierto!