Su hija nació con una rara condición y su historia conmovió a miles: ‘Nuestro viaje es diferente, pero no lo cambiaría por nada

El 25 de octubre de 2018, la vida de Eliza Bahneman y su esposo cambió para siempre con la llegada de su hija Bella. Lo que debía ser un momento de pura felicidad se transformó en un torbellino de emociones, incertidumbre y desafíos inesperados.

El embarazo de Eliza había transcurrido sin complicaciones. Aunque era considerado de alto riesgo debido a la forma de su útero, todas las pruebas realizadas indicaban que todo estaba dentro de los parámetros normales. Durante esos meses, compartió la experiencia con su hermana, su cuñada y algunas amigas que también esperaban bebés, disfrutando juntas de la ilusión de la maternidad.

Pero la llegada de Bella ocurrió antes de lo esperado. En la madrugada del 25 de octubre, Eliza rompió aguas un mes antes de la fecha prevista. Sin tiempo que perder, junto a su esposo y sus padres, se dirigió al hospital. Tras 12 horas de trabajo de parto, Bella finalmente nació, pesando 2.5 kilos.

Sin embargo, algo no estaba bien. A diferencia de otros partos, la sala permaneció en silencio. No hubo felicitaciones, ni palabras de aliento. En ese instante, Eliza notó que algo era diferente en su hija. Su esposo lucía confundido, su madre evitaba mirarla y los médicos abandonaron la sala sin dar explicaciones.

Poco después, los doctores informaron a los padres que Bella necesitaba ser trasladada de inmediato a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) para recibir atención especializada. A pesar de la angustia del momento, Eliza insistió en sostener a su hija antes de que la llevaran. En ese breve pero significativo instante, madre e hija cruzaron una mirada que lo decía todo. «Mamá, tengo miedo», sintió Eliza en los ojos de Bella, pero al mismo tiempo encontró en esa mirada una fuente de fortaleza.

Horas más tarde, los médicos compartieron con los padres un posible diagnóstico: Bella podía tener síndrome de Treacher Collins (TCS), una condición genética rara que afecta el desarrollo facial y puede causar pérdida auditiva, dificultades respiratorias y problemas para alimentarse. En su caso, nació con microtia, una mandíbula más pequeña de lo habitual, una vía aérea reducida y un paladar hendido.

Los primeros meses fueron un desafío. Bella tuvo que someterse a varias cirugías, incluyendo la colocación de un tubo gástrico para poder alimentarse. Su estancia en la UCIN se prolongó durante ocho semanas, en las que la familia aprendió a adaptarse a una nueva realidad. Durante ese tiempo, Bella estuvo rodeada de amor, con sus padres, abuelos y amigos asegurándose de que nunca estuviera sola.

A pesar de los desafíos médicos, Bella creció rodeada de cuidados y atención especializada. Desde pequeña, ha asistido a terapias de estimulación, clases de música adaptadas para niños con dificultades auditivas y sesiones de terapia del habla. Aunque el camino ha sido diferente al que su familia había imaginado, cada paso ha estado lleno de aprendizaje y amor.

Hoy, con 16 meses de edad, Bella ya ha pasado por cuatro cirugías, y en el futuro deberá someterse a muchas más. Para los niños con TCS, las intervenciones quirúrgicas pueden oscilar entre 20 y 60 procedimientos a lo largo de su vida, dependiendo de cada caso.

Eliza ha aprendido a ver la vida desde otra perspectiva. “Nuestro viaje es diferente, nuestro ‘normal’ es distinto, pero no lo cambiaría por nada«, afirma. La experiencia de ser madre de Bella le ha enseñado el verdadero significado de la fortaleza, el amor incondicional y la resiliencia.

Compartir su historia no solo ha sido una forma de sanar, sino también de inspirar y apoyar a otras familias que viven experiencias similares. Porque, al final del día, cada niño es único, y lo que realmente importa es el amor que los rodea.

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